viernes, 18 de mayo de 2012

Propaganda nazi


·         La repercusión de la propaganda nazi en una sociedad devastada:

La propaganda es capaz de corromper el sistema de vida de una persona, lo cual ha sido estudiado por los grandes publicistas a lo largo de la historia.
Cuando hablamos de propaganda nazi debemos tener en cuanta que esta requiere de mecanismos de acción complejos, ya que el nazismo supuso la expresión de una forma de vida: “El segundo deber de la propaganda es derribar la situación existente por medio de la nueva doctrina” (Hitler, 1925).
Desde la primera gran guerra, Adolf Hitler poseía amplios conocimientos sobre técnicas de persuasión para conseguir el objetivo del reinado de la raza aria en todo el mundo, aunque no fueron los únicos métodos empleados: había comprobado los efectos que produjo el bombardeo propagandístico durante la I Guerra Mundial. Durante ese periodo de tiempo, mantenía la firme convicción de que la propaganda poseía una enorme capacidad persuasiva y movilizadora, por lo que era el medio idóneo para hacer llegar al pueblo la ideología nazi.  
Pero, no sólo la empleó como medio para conseguir sus objetivos, aún más, basó toda su estrategia en la propaganda.
La primera acción llevaba a cabo consistió en modificar el sentido que había adquirido el término de propaganda ya que en los años posteriores a la I Guerra Mundial, debido al gran  uso y abuso de la mentira que esta contenía, el pueblo se mantenía reacio hacia ella.
Por ello podemos decir que el primero acto propagandístico consistió en inculcar en las mentes de la población alemana un concepto positivo del término.



La finalidad de Hitler era crear una cohesión bajo su mandato de forma que se aceptasen como obvias cosas que deberían someterse a un juicio racional o sentimental.
"Toda propaganda efectiva debe limitarse a unas cuantas necesidades desnudas y expresarse luego en unas cuantas fórmulas estereotipadas"(Hitler).
La propaganda nazi nunca debía admitir un error: “el propagandista debe adoptar una actitud sistemáticamente unilateral frente a cualquier problema que aborde”.
Aunque era obvio que muchas mentes intelectuales, de los cuales se buscaba su eliminación, que se mantenían reacias al proyecto del régimen y reclamaban las incoherencias del dictador, las masas siempre se guiarían por las ideas y sentimientos que asentaba la propaganda.
Así, Hitler confió en propaganda como garantía de cambiar las mentes del pueblo alemán, por lo que acertó debido al estudio de la naturaleza humana: atrajo a las personas mas afectadas económica y socialmente, de forma que los reuniría en grandes lugares para que el individuo por si solo perdiese su identidad personal; la propaganda llega mejor en masa que individualmente.
De esta forma, la propaganda nacionalsocialista se basó en el miedo al aislamiento y soledad que se daba en las sociedades de masas. Los individuos eran manipulados con gran eficacia por los mensajes propagandísticos de los medios de comunicación, claro está, todos ellos controlados por el Estado, consiguiendo privar a ochenta millones de personas del pensamiento independiente y someterlas a la voluntad del dictador. 

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