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La repercusión de la propaganda nazi en una sociedad
devastada:
La propaganda es capaz de corromper el sistema de vida de
una persona, lo cual ha sido estudiado por los grandes publicistas a lo largo
de la historia.
Cuando hablamos de propaganda nazi debemos tener en cuanta
que esta requiere de mecanismos de acción complejos, ya que el nazismo supuso
la expresión de una forma de vida: “El segundo deber de la propaganda es
derribar la situación existente por medio de la nueva doctrina” (Hitler, 1925).
Pero, no sólo la empleó como
medio para conseguir sus objetivos, aún más, basó toda su estrategia en la
propaganda.
La primera acción llevaba a
cabo consistió en modificar el sentido que había adquirido el término de
propaganda ya que en los años posteriores a la I Guerra Mundial, debido al gran
uso y abuso de la mentira que esta
contenía, el pueblo se mantenía reacio hacia ella.
Por ello podemos decir que el
primero acto propagandístico consistió en inculcar en las mentes de la
población alemana un concepto positivo del término.
La finalidad de Hitler era crear una cohesión bajo su mandato
de forma que se aceptasen como obvias cosas que deberían someterse a un juicio
racional o sentimental.
"Toda
propaganda efectiva debe limitarse a unas cuantas necesidades desnudas y
expresarse luego en unas cuantas fórmulas estereotipadas"(Hitler).
La propaganda
nazi nunca debía admitir un error: “el
propagandista debe adoptar una actitud sistemáticamente unilateral frente a
cualquier problema que aborde”.
Aunque era obvio
que muchas mentes intelectuales, de los cuales se buscaba su eliminación, que se
mantenían reacias al proyecto del régimen y reclamaban las incoherencias del
dictador, las masas siempre se guiarían por las ideas y sentimientos que
asentaba la propaganda.
Así, Hitler confió
en propaganda como garantía de cambiar las mentes del pueblo alemán, por lo que
acertó debido al estudio de la naturaleza humana: atrajo a las personas mas
afectadas económica y socialmente, de forma que los reuniría en grandes lugares
para que el individuo por si solo perdiese su identidad personal; la propaganda
llega mejor en masa que individualmente.
De esta forma, la propaganda nacionalsocialista se basó en
el miedo al aislamiento y soledad que se daba en las sociedades de masas. Los
individuos eran manipulados con gran eficacia por los mensajes propagandísticos
de los medios de comunicación, claro está, todos ellos controlados por el
Estado, consiguiendo privar a ochenta millones de personas del pensamiento
independiente y someterlas a la voluntad del dictador.
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